“Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana”

~Graham Greene.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Amo este estado. Este estado de "tengo mil cosas que hacer" pero "tengo suficiente tiempo como para hacer todo después", aunque más tarde termine todo re contra re a las apuradas. Pero es una sensación de que me chupa un huevo, de que por más de que se sienta un poco irresponsable a veces, está bien, que vale la pena.
Y supongo que sí.
Hasta ahora he tenido mucho orto igual. Creo que casi nunca me salieron mal las cosas por contratiempos. No sé cómo, pero es como que el mundo te pone en una osadía, que puede dejarte como si creyeras que te vas a morirrrrr, y a último momento, llegás a cuando las agujas del reloj marcan la hora justa. Te sentís un genio, y a la vez decís "nunca más". Pero lo más probable es que pase jajaja, o así soy yo.

Creo que no hay persona menos indefinida que yo. Pero no como algo re especial o único, sino porque realmente no tengo una palabra. No sé si eso es bueno o malo.

Tengo que hacer mil cosas. Mi casa es un quilombo. Mi vida ni te cuento.

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