“Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana”

~Graham Greene.

martes, 27 de septiembre de 2011

Declaración

Cumplí años. Cumplí 19 años, la puta madre, y fue uno de los mejores festejos que tuve en mi vida. Estuve con mis amigas, esas amigas de fierro que van a sacrificarse, cargarte ebria desde la puerta del boliche hasta tu casa; controlarte el pulso para ver si seguías viva; limpiarte la cara si vomitás; sacarte fotos en tu peor momento; dormir en el piso porque vos no estás en condiciones para sacar el otro colchón que tenés guardado; desesperarse y correr hasta vos para preguntar qué carajo estás haciendo, ebria y con el celular en la mano, cerciorándose que no te mandes ninguna cagada; dejar de lado varias horas de estudio y tener que venir desde otra ciudad, y nunca, nunca dejarte sola. Son esas amigas que espero me acompañen por el resto de mi vida. Aunque las vea dos veces al año, verlas es como sentirme una nena de cinco otra vez, gritando, saltando y chillando de emoción al reencontrarnos. Gracias por estar conmigo, reírse conmigo, cuidarme, y recordarme que aunque me sienta así, no estoy sola.
No tengo más palabras.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Gimme somethin' to work with

Ando re maricona esta semana, lloriqueando como una magdalena, dando vueltas a las mismas cosas de mierda y poniéndome de mal humor. Odio el sentimientalismo propio del bendito periódo femenino.

I just wanna make this right

-¿Me odiás?
-A veces.
-¿Por qué?
-Porque me acuerdo de vos muchas más veces de las que me gustaría, los momentos en los que no te pienso son escasos. Porque no puedo terminar de llorarte, es como si mi cabeza y mi corazón se negaran a dejarme para no tener que soltarte, porque sigo teniendo la estúpida idea de que vas a jugártela, vas a decirme que me querés y no te vas a ir nunca más. Porque te di mucho más de lo que jamás pensé; hiciste de mi cabeza, de mi razón, un desastre: me subiste, me bajaste, y terminaste por romperme en pedacitos. Porque pensás que con un par de palabras los sentimientos destruídos se recomponen y que voy a caer otra vez. Quiero hacerlo, quiero caer, con vos, pero no quiero que vuelvas a lastimarme. Porque cuando estaba con vos, no me importaba nadie más. Porque amaba tu risa, y tus ojos, tu pelo, tu cuello, tus manos, tu boca. Para mí todo en vos era perfecto, aunque sabía que no lo eras. En tu imperfección, eras perfecto para mí. Porque no sé cómo hiciste, pero me cegaste. Porque no quiero estar otros seis meses sin hablarte, aunque sepa que es lo mejor, no me imagino no escucharte. Porque cada momento que pasé con vos fue hermoso, y no quiero que se termine, aunque eso es lo que debería querer, sé perfectamente que es lo mejor. Intento odiarte por tu inmadurez, tu idiotez, y a veces lo logro. Pero me dura poco, vuelvo a acordarme de tu voz, y de lo mucho que me gustaba sorprenderte. Te odio porque agarro el celular esperando un mensaje tuyo, diciéndome cosas que en realidad ya no tenían sentido, cosas a las que iba a darles una y mil vueltas, confundiéndome más. Porque me acuerdo del último beso, de la forma en la que me mirabas, en la que me sonreías, y todo parecía tan real, tan auténtico, que te creí completamente; me hacés preguntarme en qué punto no noté tu mentira, en qué punto debí haber sabido parar. Intento odiarte, porque sé que no me hacés bien, pero no puedo evitar extrañarte, aunque esté rota. Quiero poder convencer a mis sentimientos de que es mejor así, pero son más tercos que una mula y siguen reteniéndote, recordándote, esperándote.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Know all the things that make you who you are



A veces necesitamos (aunque no queramos porque lo odiamos, nos sentimos avergonzados o lo que sea) recordar bien esos escraches del pasado: nuestros cortes de pelo, las poses raras, la gente con la que estuvimos. Nos hace sentir estúpidos. Nos hace recordar que
no queremos caer en los mismos errores.

martes, 13 de septiembre de 2011

N/N

Me gusta mucho tu traje. ¿Qué personaje eres hoy?

Yo mismo.

Me gusta mucho ese personaje.


viernes, 9 de septiembre de 2011

"El destino mezcla las cartas y nosotros somos los que jugamos."




Nota: me encantaría saber quién fue el vivo que escondió las instrucciones.

domingo, 4 de septiembre de 2011

And in my head I make a picture

Es leer algunas de las entradas, y aunque no sean muchas, sentirme un poco sobrepasada de sentimentalismo. Pero a la mierda, uno tiene que decir lo que piensa, y lo que le pasa; como dije antes, aunque nadie te escuche, sabés que lo dijiste y eso te ayuda.

Pasaron muchas cosas en este tiempo. Muchas, demasiadas. Cosas que pensé no iban a pasar, o que iban a ser diferentes. Creí haber superado algunos temas. Pero no.
Supongo que uno supera las cosas sin darse cuenta, sin estar esperando a que pase.

El cambio viene de adentro; no se induce. Si es deliberado, o forzado, no sirve.

Me equivoqué mucho también. Nadie es perfecto.
Me ilusioné creo que mucho más, y perdí. Ilusionarse cuando no tenés que hacerlo, cuando sabés que no tenés que hacerlo, no hace otra cosa que terminar lastimándote. Te hacés mal sola, porque tenés la esperanza de que las cosas en realidad se den. Las ilusiones son eso, fantasías, y por algo tienen esa naturaleza. Por algo no son reales.

Te hacés la película cuando ni siquiera te da para el thriller.

Cuando todo se viene abajo, sentís que te morís. Extremista, pero los sentimientos son así. No se controlan, se van de las manos y no sabés cómo volver a encauzarlos otra vez. Son impredecibles y pueden llegar a hacerte sentir completamente bipolar. No puedo decir mucho más, ahora, respecto a qué se siente exactamente cuando todo se desploma, no encuentro las palabras precisas. Solamente que parece que no encontrás consuelo, que querés que termine YA porque creés que no lo vas a soportar.
El día después es más difícil. Tener que levantarte y hacerle frente al mundo, porque todo sigue girando. Nada se detiene, todo es continuo, y vos tenés que mirar para adelante y seguir respirando, aunque ni siquiera tengas ganas. Porque el tiempo no te espera.

Así que estás ante una encrucijada y tenés dos opciones: o empezás a caminar con un pie adelante del otro, o te arrodillás en un rincón y llorás sobre lo pésima que es tu vida, lo idiota que sos vos y la mierda de gente que existe.

Sabemos lo que tenemos que hacer. Lo complicado está en permitirnos estar bien; puede que no te des cuenta y mientras pensás que te estás ayudando, en realidad no hacés otra cosa que empeorarte. La sensación de desplome es tan fuerte todavía, el día después, que puede llegar a ser más peligrosa que el día anterior. Si no te separás de ella, podés hundirte. Y salir a flote puede llegar a ser muuy difícil.

Nos guste o no, aunque pensemos que el mundo debería hacer un stop por nosotros aunque sea un día, la vida sigue. El universo es enorme, los problemas van a existir siempre, y la vida es hermosa. Y lo complicado es parte de ella.
No tendría gracia vivir sin complicaciones, sin vivir aprendiendo.

A pesar de todo lo malo, del llanto, la bronca, la impotencia y el corazón hecho un bollito, hay que intentar, u obligarse, mejor dicho, a empezar de a poco.
De a poco, para que la mejora sea en serio. Si se mejora demasiado pronto, volver a caer es más doloroso, más impredecible y terminás peor.

Empecé con las cosas que me hacen bien, las que te llenan adentro y son parte de vos, las que te sanan con suavidad y ayudan a que te rearmes.
Aprender de los errores es lo principal.

No se puede vivir controlando todo, pero tampoco con la vida al azar.

Y para sanar, hay que hacerlo con paciencia. Sanar rápido no sirve, volvés a equivocarte y a destruirte. Podés terminar perdiéndote tratando de buscar una salida del dolor, pensando que te hace bien, que va a ayudarte. La colateralidad de perderte es que no te encuentres a tiempo.
Yo supe perderme, hasta que me ayudaron a volver, independientemente de quién haya sido.

Solamente tenés una oportunidad en tu vida para vivirla.
Los problemas son parte de ella. Igual que los errores.
Aprender también lo es, para poder crecer.

El mundo sigue girando, el tiempo no te espera. Y todo depende de vos, vos dependés de vos.

Y aunque te duela, tenés que creerte lo suficientemente fuerte como para seguir adelante y soportar día tras día, porque cuando mires atrás y te des cuenta de lo que pasaste y de lo que aprendiste, va a haber valido cada lágrima el esfuerzo.

Aunque te deshidrates en el proceso.