“Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana”

~Graham Greene.

domingo, 4 de septiembre de 2011

And in my head I make a picture

Es leer algunas de las entradas, y aunque no sean muchas, sentirme un poco sobrepasada de sentimentalismo. Pero a la mierda, uno tiene que decir lo que piensa, y lo que le pasa; como dije antes, aunque nadie te escuche, sabés que lo dijiste y eso te ayuda.

Pasaron muchas cosas en este tiempo. Muchas, demasiadas. Cosas que pensé no iban a pasar, o que iban a ser diferentes. Creí haber superado algunos temas. Pero no.
Supongo que uno supera las cosas sin darse cuenta, sin estar esperando a que pase.

El cambio viene de adentro; no se induce. Si es deliberado, o forzado, no sirve.

Me equivoqué mucho también. Nadie es perfecto.
Me ilusioné creo que mucho más, y perdí. Ilusionarse cuando no tenés que hacerlo, cuando sabés que no tenés que hacerlo, no hace otra cosa que terminar lastimándote. Te hacés mal sola, porque tenés la esperanza de que las cosas en realidad se den. Las ilusiones son eso, fantasías, y por algo tienen esa naturaleza. Por algo no son reales.

Te hacés la película cuando ni siquiera te da para el thriller.

Cuando todo se viene abajo, sentís que te morís. Extremista, pero los sentimientos son así. No se controlan, se van de las manos y no sabés cómo volver a encauzarlos otra vez. Son impredecibles y pueden llegar a hacerte sentir completamente bipolar. No puedo decir mucho más, ahora, respecto a qué se siente exactamente cuando todo se desploma, no encuentro las palabras precisas. Solamente que parece que no encontrás consuelo, que querés que termine YA porque creés que no lo vas a soportar.
El día después es más difícil. Tener que levantarte y hacerle frente al mundo, porque todo sigue girando. Nada se detiene, todo es continuo, y vos tenés que mirar para adelante y seguir respirando, aunque ni siquiera tengas ganas. Porque el tiempo no te espera.

Así que estás ante una encrucijada y tenés dos opciones: o empezás a caminar con un pie adelante del otro, o te arrodillás en un rincón y llorás sobre lo pésima que es tu vida, lo idiota que sos vos y la mierda de gente que existe.

Sabemos lo que tenemos que hacer. Lo complicado está en permitirnos estar bien; puede que no te des cuenta y mientras pensás que te estás ayudando, en realidad no hacés otra cosa que empeorarte. La sensación de desplome es tan fuerte todavía, el día después, que puede llegar a ser más peligrosa que el día anterior. Si no te separás de ella, podés hundirte. Y salir a flote puede llegar a ser muuy difícil.

Nos guste o no, aunque pensemos que el mundo debería hacer un stop por nosotros aunque sea un día, la vida sigue. El universo es enorme, los problemas van a existir siempre, y la vida es hermosa. Y lo complicado es parte de ella.
No tendría gracia vivir sin complicaciones, sin vivir aprendiendo.

A pesar de todo lo malo, del llanto, la bronca, la impotencia y el corazón hecho un bollito, hay que intentar, u obligarse, mejor dicho, a empezar de a poco.
De a poco, para que la mejora sea en serio. Si se mejora demasiado pronto, volver a caer es más doloroso, más impredecible y terminás peor.

Empecé con las cosas que me hacen bien, las que te llenan adentro y son parte de vos, las que te sanan con suavidad y ayudan a que te rearmes.
Aprender de los errores es lo principal.

No se puede vivir controlando todo, pero tampoco con la vida al azar.

Y para sanar, hay que hacerlo con paciencia. Sanar rápido no sirve, volvés a equivocarte y a destruirte. Podés terminar perdiéndote tratando de buscar una salida del dolor, pensando que te hace bien, que va a ayudarte. La colateralidad de perderte es que no te encuentres a tiempo.
Yo supe perderme, hasta que me ayudaron a volver, independientemente de quién haya sido.

Solamente tenés una oportunidad en tu vida para vivirla.
Los problemas son parte de ella. Igual que los errores.
Aprender también lo es, para poder crecer.

El mundo sigue girando, el tiempo no te espera. Y todo depende de vos, vos dependés de vos.

Y aunque te duela, tenés que creerte lo suficientemente fuerte como para seguir adelante y soportar día tras día, porque cuando mires atrás y te des cuenta de lo que pasaste y de lo que aprendiste, va a haber valido cada lágrima el esfuerzo.

Aunque te deshidrates en el proceso.

1 comentario:

  1. "El mundo sigue girando, el tiempo no te espera."

    tenes TANTA razón en toda esta entrada..

    ResponderEliminar